Un lugar lleno de historia donde la leyenda y la realidad se fusionan para entregar un encantador entorno, cuyos rincones parecen reflejar aun la sombra de los religiosos, que en sus largas horas de meditación y estudio, trataban de interpretar el mensaje divino del sagrado libro.

Hasta La Vuelta Señor, frase que el cura Almeida pronunciara, cuando faltando el respeto al crucificado, lo utilizaba como escalera, para escapar de su encierro y dar rienda suelta a su espíritu bohemio, en las cautivantes noches de alegría quiteña.

Hasta La Vuelta Señor, nombre de este Restaurante de comida ecuatoriana, que le dará la experiencia única al degustar o cenar en un Palacio; el Palacio Arzobispal, edificación del siglo XVI, cuyas paredes se mantienen con el mismo encanto de la ciudad colonial.